jueves, 19 de junio de 2008

Ensayo

Sobre el amor, algo para filosofar.
El amor es lo más simple y elemental. El amor presenta necesidades y complicaciones no importando que sea el más sencillo pues está lleno de dudas e intrigas, pero si todo lo bueno y lo malo del amor se entrelazara, todo lo malo desvanecería y lo bueno mejoraría aún más, pues “La unidad de la realidad es lo esencial en la unidad del mundo”.
Se cree que el amor es un privilegio sobrehumano que sólo los seres más sensibles y limpios de alma pueden palparlo; sin embargo, según Kant, si el amor fuera algo extraordinario ningún hombre podría soportarlo en su condición material, pero el amor aunque no es algo sobrehumano sí surge de lo cotidiano, nace desde la comunicación entre seres humanos y se desarrolla a través de los sentidos, es por eso que “el amor es una realidad tan natural y evidente que no se puede ocultar”.
También el amor es producto de un largo proceso, así como lo que nos sucede es producto de nuestro pasado y la pareja que se ama o riñe la consecuencia de una historia.
El amor es concebido de distintas formas, para algunos puede ser “el fin y la meta de todas sus aspiraciones” así como la totalidad mientras que para otros suele tener un valor escaso, a otros más solo les sirve para sosegar sus energías; puede ser parcial o absoluto, importante o insignificante pero es una totalidad limitada dentro del universo y aunque pareciera ser algo sobrenatural solo es producto de nuestros actos. Y porque es concebido de diversas maneras nos desconcierta y creemos que esconde un misterio aunque en realidad sus presencia es simple y cotidiana, es una creación natural del hombre.
El ojo y la mano
El amor se origina de una experiencia separada y a la vez conjunta de la vista y el tacto, así mirar es un reconocer del objeto amado pero de forma objetiva y el tocar es una forma de poseer aquel objeto, “tocar es el principio del conocimiento” y ver implica observar las cosas desinteresadamente, pero en conjunto “el ser a la mano” solo puede existir si se tiene algo ante los ojos, esto supone que sin visión no hay posesión manual.
De esa manera, los ojos y las manos crean el mundo del amor, de otra manera la resistencia del objeto amado suscita al odio por no poseerlo pero su entrega despierta el amor, así es como el ojo y la mano está siempre unidos y conllevan al nacimiento del amor.
El yo y el nosotros
El hombre tiene una esencia, ésta es real y se construye por sus actos sensibles y espontáneos, este proceso positivo se vuelve negativo cuando el sujeto se hace a sí mismo tratando de hacer a los demás. Es así como el yo se hace cada vez distinto y negamos la objetividad de los otros; sin embargo, somos seres que debemos estar en constante transformación y es preciso no aferrarnos a nuestra realidad estable ya que esto nos limita y encierra.
Por ello es necesario entregarse a otro (alinearse) implicando con ello olvidarse de sí mismo para identificarse con el otro y el proceso de alineación sea positivo.
El yo es la exteriorización del nosotros y el nosotros la realización del yo, esto conlleva a una relación de reciprocidad donde para amar, debemos olvidarnos del “yo” y es necesario hablar del “nosotros”.
Somos reales tan solo como individuos esenciales, solitarios sumergidos en nuestra subjetividad, pero esto es forzoso para descubrirnos incompletos y sentir así la necesidad de estar con otros seres.
*Esta ensayo está basado en la obre de Carlos Gurméndez, (1995), “Prefacio”, Estudios sobre el amor propio, México, CONACULTA

No hay comentarios: