martes, 24 de febrero de 2009

El cine de otro amor - Izteotl Báez

El amor también se manifiesta de maneras crueles y hasta oscuras y hay muchas películas que dan cuenta de ello.
El famoso y cursi Día de San Valentín ha pasado y hoy, una vez que el caramelo se ha escurrido, que los globos se han desinflado y que los bombones se han resecado, corremos menos peligro de ser linchados por hordas de cupidos urbanos si nos atrevemos a hablar de ese otro amor, del amor cruel y a veces hasta sangriento, oscuro y violento que indudablemente existe y muchas personas sienten y practican.
A fin de cuentas todo mundo puede amar como mejor le plazca y de la manera que mejor le satisfaga y en el cine abundan historias de ese amor cursi, rosa y convencional, pero afortunadamente también se le ha dado espacio a otras maneras de sentir afecto, de demostrarlo o de satisfacerlo. Para algunos será algo violento, pero simplemente es diferente.
Un ejemplo muy cercano lo podemos encontrar en la mexicana Morirse en domingo. En la película de Gruener dos chicos, una completamente desorientada y a veces renegada y el otro, espantado por una avalancha de sucesos impredecibles que lo han hecho lidiar con la muerte en muchas de sus manifestaciones. Los dos se encuentran en una funeraria y de manera más violenta que cariñosa y oscura que luminosa entran a un ataúd a... adivinaron, hacer el amor.
Un ejemplo en el que la sangre consolida el extraño matrimonio de nuestros dos personajes lo encontramos en Asesinos por naturaleza, de Oliver Stone. En ella, dos asesinos seriales alimentan su enlace con una escalada de mutilaciones, olas de sangre, violaciones a las reglas de tránsito y asesinatos que, curiosamente encuentran muy buena acogida en los medios de comunicación por aquello del rating.
Si alguien vio la versión de La mosca con Jeff Goldblum y Geena Davis no podrá negar que se trata de una historia de amor retorcida y llena de viscosidades. Él rápidamente se transforma en un ser monstruoso y ella, a pesar de lo repugnante del aspecto de su enamorado, sigue alimentándolo, queriéndolo y besando su cara a pesar de secreciones y protuberancias. Eso es amor y no Ghost, la sombra del amor.
Tenemos también ese amor crudo y muy violento que David Lynch retrata en Terciopelo azul, todo un clásico. Un gángster con un complejo de Edipo muy retorcido acapara a una decadente cantante de cabaret que a su vez encanta a un chico clase media que se siente irremediablemente atraído a ella y a su mundo de perversiones, desviaciones y oscuridad. Lo más raro es que la novia del chico lo quiere tanto que lo ayuda a meterse a ese mundo. Un rectángulo amoroso como pocas veces se ha visto.
La lista continúa con películas como Sid y Nancy, con un muy joven Gary Oldman en el papel de Sid Vicious quien, enganchado a las drogas y a una relación destructiva y caníbal con Nancy Spungen, entra en una espiral que lo lleva a mudarse a Nueva York para encontrarse una mañana acusado del asesinato de Nancy para posteriormente morir de una sobredosis. Perfecta metáfora de la entrada del mundo a los ochenta y de la decadencia del amor como se le conocía hasta ese momento.
La novia en el díptico Kill Bill actúa por venganza después de que su jefe, un hombre violento y misterioso entra a su boda y asesina a todo mundo, ella incluida. Después de "resucitar" y por amor a su hija, se sumerge en un océano de sangre y peleas a través de las cuales le demuestra su afecto.
Otras muestras de ese otro amor van desde el atrabancado encuentro de dos vaqueros gay en Secreto en la motaña, hasta otra pareja de asesinos seriales en la también mexicana y muy entretenida Profundo carmesí, con Daniel Giménez Cacho y Regina Orozco enredados en otra relación ácida y autodestructiva en la que casi cenan tamales de carne humana para celebrar su unión.
Otras cintas que dan cuenta de que no todos aman envueltos en algodón y comiendo chocolates son Salvaje de corazón, El amor es un perro infernal y Mariposa de bar, ambas inspiradas en relatos del gran Charles Bukowski (que merecidamente tendrán un espacio propio en nuestro próximo número) y, ¿por qué no? El cadáver de la novia de Tim Burton que todos vimos y de la cual no digo más de aquel retorcido y tierno amor entre un cadáver y un vivo.
Perdón por todas las películas que omití, decidí poner aquí las más famosas, pero espero sus comentarios o propuestas para que podamos seguir platicando del cine que propone amores diferentes…

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