jueves, 17 de julio de 2008

Librofilia


Juan Garcia Ponce

El niño terrible de las letras mexicanas


Ésta sección es para recomendar libros, o más bien para “contar” nuestra propia experiencia con algunos de ellos y sus autores. En éste caso escribiré (más bien trataré de escribir) sobre el gran Juan García Ponce y algunos de sus libros que han marcado mi existencia.
Este ESCRITOR con mayúsculas, es uno de los más grandes ejemplos de vocación que conozco, desde muy joven fue victima de una enfermedad que inició impidiéndole mover la pierna izquierda y que gradualmente avanzó, hasta privarle por completo de sus movimientos, culminando con el de su corazón o sus pulmones…
Pero lo que aquí nos compete es cómo vivió o, mejor dicho, cómo escribió. Dicen que tenía los índices deformados por la maquina de escribir… la enfermedad ya le había quitado también el movimiento de sus manos y escribió letra a letra, con sólo dos dedos la novela latinoamericana más extensa de todos los tiempos “Crónica de la intervención” que es también la más érotica… Cierto día, según leo, un periodista cultural colombiano le preguntó a un político mexicano que opinaba de “Crónicas de la intervención” y él respondió “es una lastima que toda la literatura mexicana este contaminada de política” Qué habrá pensado ese periodista de nuestros políticos, si tomamos en cuenta que esa novela comienza diciendo “Quiero que me cojas…”Y es que eso es García Ponce, además de crítico de arte, ensayista, traductor, él es escritor, pero un escritor erotómano, perverso tal vez. Sus cuentos son un homenaje a lo erótico y a lo poético, parecen unos poemas narrados, pero son sobre todo, una invasión a nuestra psicología, a nuestra propia perversidad pues, sin ser enfermizos, sí sacan a flote nuestra amoralidad… Hace tiempo, cuando tenía menos experiencia como lector que ahora (no se crean, no tengo mucha) leí “Imagen primera” que es un cuento casi breve en el que se narra la vida de una pareja de hermanos, hombre y mujer, que son un dechado de virtudes, que se quieren mucho, que se respetan y que son víctimas del incesto. Estas situaciones tal vez cualquier escritor podría retratarlas, pero seguramente muy pocos lograrían lo que Juan García Ponce, que es jugar con la psicología, no de sus personajes, no, de sus lectores. Y es que en ese cuento, nosotros con nuestra propia maldad, empujamos a los personajes al incesto, nos volvemos cómplices, lo propiciamos.
Dado que seguir hablando de García Ponce me absorbe mucho corro el riesgo de hacer el presente texto demasiado largo, así que me veo obligado a no entrar en detalles con su obra que incluye, por ejemplo cuentos como “El gato” donde una pareja, necesita de un gato para atizar su erotismo o “La gaviota” que con la muerte de una gaviota nos simboliza el descubrimiento de la sexualidad. No caeré en la tentación, voy a saltarme hasta “Cinco mujeres” en el se nos presenta la vida (valga la redundancia) de cinco mujeres y su vida ¿Erótica? ¿Perversa? ¿Sexual? No sé, pero dejando a un lado la cuidadísima escritura, la erudición del autor, la belleza de sus imágenes y el infinito y muy fino erotismo, volvamos a su vocación. Es lo último que nos escribió, para entonces su enfermedad estaba tan avanzada que le impedía incluso mover los músculos de la cara, hablar. Así, que según su esposa, él le dictó sílaba a sílaba cada uno de los cinco cuentos que conforman ese libro, Y ella comenta que era un suplicio para él que tenía tantas cosas que decir y sólo una manera para hacerlo…
Juan García Ponce murió el 27 de diciembre del 2003, y con respecto a su muerte Carlos Fuentes dijo, con lágrimas en los ojos, “Dios (¿o el diablo?) se ha llevado a uno grande de las letras universales…”

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